martes, agosto 11, 2009

Siempre cediendo… (Necrológica)

Enciendo, amigo mío, este puro a tu salud. Soplaré el humo a las estrellas para que ellas te lo entreguen. Sé que entornarás los ojos, aspirarás por la nariz y dirás aquello de: “¡Qué bien huele el muy…!
Fuiste mi cuñado y, enseguida, mi amigo, el primero de todos mis queridos cuñados-amigos en traspasar la frontera de lo familiar. También fuiste mi maestro en algún que otro campo: me enseñaste a disfrutar del sabor de un buen puro y, junto con Jose y Pablo, me mostraste la vida sobre dos ruedas.
Compartimos entrañables momentos familiares al calor de buenos platos y excelentes vinos. El malta tintineando en los vasos y el humo de un cohiba perfumando el ambiente de la sobremesa. ¡Ese maldito humo que ahora se me mete en los ojos!
Decidiste posponer el placer de los habanos para cuando cumplieras 65. Mientras tanto, me pedías que, de vez en cuando, te enviase una bocanada. Desde ahora te queda dedicado a perpetuidad el humo de mis vegueros.
Recorrimos muchos tramos del camino juntos: familiares, profesionales y lúdicos. No me hago a la idea de que ya no estés. No es lógico. No tocaba. No… ¡NO!
Eras un mes más joven, “Competíamos” entre mi cumpleaños y el tuyo por ver quién llegaba antes y, claro, siempre ganaba yo. Esta vez tú te adelantaste.
¡Siempre cediendo! Esa era tu frase.
Y eso fue lo que hizo tu aorta: cedió.
Estabas con tu familia y sé que tenías un día feliz. Estoy seguro de que pisabas el acelerador de tu CAR a fondo pero, detrás venía presionando la Parca y tú, como caballero que eras, le cediste el paso.
No deja de ser una bella muerte.
No deja de ser una bella vida.
Te voy a echar de menos. Y mucho, amigo mío.
¡Sin duda!

Estudio para copla maldita a Jorge Manrique

27 de Marzo de 2009
Maldita ruindad. Maldita naturaleza humana
Maldita mancha de aceite expandiéndose y pringando.
Maldito agujero negro grasiento.

¡Maldito año de hiel!