jueves, enero 26, 2006

La precisión del cazador

La paloma levantó el vuelo, majestuosa, con su discurso en el pico.
El cazador emboscado levantó su arma y apuntó con cuidado. Siguió durante unos segundos la trayectoria del ave y apretó el gatillo. El estampido despertó a todo el bosque y causó un gran alboroto.
El pájaro continuó volando y una lluvia de pedacitos de hoja de olivo cayó sobre el campo.
El cazador sonrió satisfecho.

martes, enero 24, 2006

Notas de hielo

A veces mi trompeta deja escapar unas notas perfectas, como promesas huérfanas, atisbos fugaces de una sinfonía inempezada.
Desaparecen como gotas de nieve en el cristal.

domingo, enero 22, 2006

Una queja justa

Queridísima suegra:

Le escribo esta misiva para quejarme del infausto proceder de su hija, mi señora a la sazón.

No hay derecho a que una persona de mi importancia y transcendentalidad sea sometida a las torturas físicas y metafísicas que su hija -mi señora a la sazón- me inflige a diario. He pensado en entregarla a las autoridades competentes para que tomen las medias punitivas adecuadas y le den el escarmiento que se merece, pero como soy hombre de bien, me retraigo, me retraigo y me rellevo.

Eso sí, estoy pensando seriamente en devolverle a su hija -mi señora a la sazón- si esto sigue perpetuándose.

Se dan casos como que, estando yo sumido en importantísima y trascendental actividad, una de éstas en las que veo oscurecer y clarear, su hija -mi señora a la sazón- se acerca con una taza de café -calentito, recién hecho, humeante, con leche templada- y lo pone en mi mesa, entre mis papeles de importancia capital, al lado del teclado y al alcance de mi mano. Tamaña ingerencia me saca de quicio, y recurriría a la violencia doméstica si no fuera yo un hombre tan educado y tan importante. Pero no queda la cosa ahí, porque su hija -mi señora a la sazón- lleva el colmo de su malevolencia a depositar en mi nuca cansada un beso aleteante cual mariposa y redondo como el mundo (¿se cree a caso que soy Atlas?), provocando un refrescante hormigueo que me aleja por breves momentos de los entresijos de mi importante importancia.

Y no descansa. A media mañana se vuelve más cruel y me acerca a la boca una tostadita de pan de chapata con una fina loncha de lomo zamorano, humedecida con una gota de aceite templado. Una distracción imperdonable para mi espíritu trascendente, agravada por la copa de tinto crianza de Toro que pone en mi mano, haciéndome soltar el plástico para tomar el vidrio, lo que me obliga a apartar, durante unos breves pero importantes segundos, mis ojos de la pantalla.

En ese momento la asaetearía con mis dardos verde-grisáceos, pero mis párpados están entornados, paladeando.

Se toma un descanso hasta el mediodía, pero cuando mas ensimismado estoy en mis enmimismamientos, ella, su hija –mi señora a la sazón- vuelve a la carga. De repente un tenue olor a carne de ternera gallega guisada -con un chorro de vino tinto sobre lecho de cebollas cortadas muy fino y pochadas a fuego lento- llega a mis pituitarias y, a continuación, me veo arrastrado a una mesa con mantel blanco, un ramo de flores y una ensalada de endibias ligeramente saladas, con un aliño de aceite virgen extra de Córdoba y limones murcianos. Todo esto me pone al borde de la desesperación. ¡Qué dureza! ¡Qué crueldad!

Y, por si fura poco, tiene la osadía de interrumpir mi dolorida importancia acercándome un analgésico -diluido en agua fresca y agitado con esmero- o regalándome relajantes masajes.

Todo esto, mi estimada suegra, está poniendo mi resistencia al límite, y estoy pensando muy seriamente en devolverle a su hija, mi señora a la sazón.

No creo que pueda aguantar mucho más. Un siglo o dos, quizás tres, pero no más.

Siempre a sus pies.

El Manu.

Inflamación global

Un beso que le dieron a Atlas en la nuca, se le inflamó.
El mundo es un beso inflamado.

sábado, enero 21, 2006

Un pensamiento digital

La eliminación silogística de la tecnología física libera el concepto filosófico de las cosas. Solo importa el código. Deshacerse del hardware y dejarlo todo reducido a software. No necesitamos un disco duro. Somos el disco duro

La traición digital de Merce

A Merce el mp3 le proporciona caminos nuevos para combatir su pasión apocalíptica por la analogía. De repente encuentra la necesidad de transformarlo todo en sonido digital que pueda escuchar con sus mini auriculares: grabar una visita guiada, el audio de un curso de inglés, extraer el sonido de un video, utilizar un programa P2P para bajar una canción que le encanta, convertir formatos de audio…
La microtecnología llega donde no llegan los grandes discursos filosóficos.

De la nocturnidad del humo

Con frecuencia a él le resulta difícil distinguir entre la noche clara y el día oscuro, toda vez que él se ilumina con cierta facilidad por las noches.
La televisión encendida le proporciona un silencio opaco, una presencia distante que no exige su atención pero que le trasmite la sensación de formar parte de algo, de estar en el mundo. Participando sin pagar por ello.
Así le resulta más fácil construirse. De hecho se vanagloria de su estructura.
Luego llega el día oscuro y todo lo que estaba claro es cuestionado. Llega el duro trabajo de la integración. Solo tragarse el humo de un habano le salva ocasionalmente, permitiéndole ennochecer ese día.

viernes, enero 20, 2006

Bla, bla, ...

Ante la escasez de paja, las palabras son un buen relleno para colchones. Pero conviene ponerlas antes a secar. No hay nada peor que una siesta húmeda.

jueves, enero 19, 2006

Admisión, comprensión y fuga

Es una cuestión de presión. Émbolo arriba, émbolo abajo. Se supone que eso hace que algo se mueva, pero eso está por ver. Lo único evidente es la presión. Lo único admisible es la presión. Lo único comprensible, es presión. Expresión.

Mal fario cóncavo-convexo

Es sabido que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pero hay un animal peor: el Manu. El Manu es un bicho muy voluntarioso. No solo repite el tropezón cuantas veces sea preciso, si no que, además, consigue caerse dentro de la piedra.

domingo, enero 15, 2006

Borrar el olvido

Vaciar estanterías llenas de pasado. Desechar lo que antes salvaste y preservar lo que mañana vas a desechar en una carrera inútil hacia la simplificación, tratando de evitar ser atrapado por la nostalgia. Ritual repetido año tras año, esperando conseguir, en algún momento, el nirvana de la vaciedad.

Obtener un pequeño espacio seminuevo en estantes viejos a costa de llenar contenedores con toneladas de voluminoso vacío, todo para ver como desaparece enseguida, fagocitado por las nuevas ansias de poseer.

Mientras tanto los cadáveres antiguos esperan en su envase de plástico una oportunidad de resurrección.

sábado, enero 14, 2006

Recordando a Irene ...avec un touch d'André Breton

El oscuro cúmulo de transgresiones y reflexiones va destilando breves hipergotas inconexas que, solitarias, se secan al sol del olvido.

La negra sombra de Peter Pan

Entiendo que Wendy quisiera cosérsela de nuevo, pero no se por qué Peter dejó que lo hiciera.
Rara vez te deja libre.

El cuerno gay de la abundancia

El cuerno de la abundancia es el monstruito aspirador, con trompa de elefante, de Yelow submanine, que lo absorbe todo hasta dejar la pantalla en blanco. Lo que todavía me pregunto es por que se detuvo ahí. Debió continuar con todos nosotros, los espectadores.

Nos engañaron. El cuerno no escupe bondades sino que las absorbe. Bueno, en realidad lo absorbe todo. Es un cuerno invertido, pero democrático.

viernes, enero 13, 2006

De la sopa y de la vida

Grumos de angustia e incertidumbre nadando en un caldo de espesa voluntad, excesivamente sazonado por la sal del conocimiento, con unas pocas escamas de insuficiente éxito nadando aquí y allá.